jueves, 12 de octubre de 2006

Cristina Hoyos

CRISTINA HOYOS (Foto: http://www.concentric.net/~Gsalazar/

Quiero confesarles que soy un gran fan de Cristina, de su arte, de su personalidad artística, de su capacidad para crear y recrear, la enorme energía y facilidad para comunicar a todos, incluso a públicos en principio ajenos al universo flamenco, el espíritu y las formas de esta cultura universal.

Cristina es hoy, probablemente, la artista sevillana más universal que tenemos, y me refiero a todas las expresiones del arte. Si me lo permiten, yo creo que su secreto es su radicalidad. Radicalidad en el sentido etimológico del término, es decidir, perteneciente o relativo a la raíz.

Cristina, su concepción del flamenco y del baile, tiene raíces profundas, raíces en Sevilla, y ella sobre esas raíces a elevado muy altos, sus ramas y sus frutos, que ha derramado por todo el mundo. Seguro que es esa solidez de sus raíces la que le ha permitido superar los trances duros de su vida como hacen las mujeres de valor. Pero lo mejor de todo es que ella no piensa que el mundo se acaba en el borde del escenario.

Cristina piensa en sí y en su arte, pero piensa sobre todo en los demás, en lo que le rodea.En este sentido quiero destacar su compromiso, en concreto su compromiso con Sevilla. Compromiso no de palabra,
sino de hechos. El museo del baile flamenco es una aportación inestimable a la cultura y al patrimonio de nuestra ciudad. Cristina comparte además, conmigo, y con la mayoría de los sevillanos y sevillanas, el modelo de una ciudad que se renueva para seguir siendo lo que es.

Cristina ama profundamente a Sevilla. Los sevillanos y sevillanas estamos orgullosos de nuestra ciudad y la amamos con pasión. Pero ese amor, ni a ella ni a la mayoría de nosotros, no nos arrastra al inmovilismo o una languidez lírica en nuestra relación con la urbe. Ahora, ese amor nos lleva a querer hacerla más humana, más abierta, más amable, mas viva. Cristina sabe muy bien que el inmovilismo, en todas las facetas de la vida y del arte, conduce a la pérdida de los valores y las esencias.