domingo, 10 de septiembre de 2006

"Perspectivas de cambio"

//En el AVE, dos viajeros de excepción, el productor de cine Antonio Pérez y el músico Kiko Veneno, comentan el asunto. "Siempre ha habido una dinámica muy señorita, lo contracultural lo tiene difícil para salir, pero sale", dice el músico. "Antes parecía que no había una Sevilla normal que no fuese folclórica. Siempre hubo escena, pero pocas oportunidades", dice el productor. Hace años, Kiko Veneno escribió aquello de "Sevilla tiene dos partes, dos partes bien diferentes: una, la de los turistas, y otra, donde vive la gente". ¿Sigue abierta la herida? "Claro", contesta el trovador, "de donde vive la gente sale el cine y el rap".

El puente entre el pasado y el presente de la cuarta ciudad española, con más de 700.000 habitantes, no es un camino fácil: "Sevilla tiene una tradición cultural muy antigua que a veces cristaliza en nostalgia y nos dificulta mirar hacia el futuro", reflexiona Lebrero. La toma del monasterio de la Cartuja por el CAAC es sólo un ejemplo de cómo la contemporaneidad se cuela por las rendijas de una ciudad marcada por los tópicos. Detrás de las joyas patrimoniales, del barroco, la Semana Santa, las tapas y la Feria, existe otra cara más moderna y transgresora que se atreve a decir que, en convivencia con la tradición, otra Sevilla es posible.

En una ciudad que se juega el 11% de su PIB en el turismo, con más de 1,5 millones de visitantes al año, hay sitio para las apuestas seguras, pero también para el riesgo. "Somos una ciudad de vanguardia", defiende el alcalde, lo que pasa es que la hermosa sombra de la Giralda hace que no se vean los brillos de la Sevilla moderna". El edil, que está en conversaciones con arquitectos de relumbrón como Richard Rogers, presume de proyectos: una city financiera, dos rascacielos a este y oeste, y en el norte, en la Encarnación, el futurista Metropol Parasol, obra del arquitecto berlinés Jürgen Mayer. Una estructura a la que los sevillanos ya han apodado Las Setas.//