domingo, 26 de noviembre de 2006

Industria Cultural


Desde hace unos años se habla en nuestro país con total normalidad de gestión cultural, industria cultural o economía de la cultura. También es sintomático que los responsables públicos de áreas de gestión relacionadas con la economía , hacienda, empleo, innovación, tecnología y otras comiencen a dirigirse a los agentes culturales como a cualquier otro segmento productivo de nuestra sociedad.

Pero esto que ahora y aquí nos resulta tan obvio, tan natural, hace apenas diez años era una de las cosas que envidiábamos de Europa los que soñábamos con modernizar Andalucía.

Al igual que otros sueños éste también se va cumpliendo y de forma muy evidente en Sevilla; desde el principio, cuando en los estudios de preparación del Plan Estratégico se manejaba el concepto de Sevilla como Factoría Cultural, hasta la creación del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla, ICAS. Y todo esto no hubiera sido posible si el sector industrial y económico que sostiene la acción cultural en nuestro entorno no hubiese avanzado en la misma dirección y no hubiese evidenciado la misma necesidad.

Es importante señalar la función no sólo de los agentes directos implicados sino también de cómo toda la ciudadanía empieza a entender la cultura de una forma poliédrica, tanto en su función patrimonial e identitaria así como de enriquecimiento personal y ocio, pero también generadora de riqueza.

Por ello no quiero dejar de reseñar el hecho de que muchas más fundaciones y entidades privadas colaboran con iniciativas culturales tanto públicas como privadas en una proporción mucho mayor que hace bien poco tiempo, y aunque aún llevamos cierto retraso con respecto a otros territorios europeos, hay que reconocer que el crecimiento ha sido proporcionalmente enorme, si bien debe seguir creciendo al mismo ritmo durante al menos otro lustro más.