domingo, 2 de julio de 2006

Sostiene Mañara

Se dirige a mi como quien necesita desahogarse. La inmediatez online de la que disfrutamos en el presente, así lo permite. Lo llamaremos Mañara, por ejemplo. Y algo de Mañaresco hay en su forma de ver las cosas, sic transit... Perteneciendo sociológicamente a la Sevilla vetusta, conociendo sus entresijos, arrastra una carga de desegaño sabio con la derecha sevillana y su papel a lo largo de la historia de la ciudad.

Mira Alfredo, me dice, la derecha sevillana no tiene ni sombra de autoridad moral para criticar a las izquierdas.
Para acercarnos a nuestro tiempo, aunque la situación se inicia en los años cuarenta del siglo XX, podemos decir que durante el tardo franquismo y la transición democrática, la derecha, muy especialmente la burguesía y la aristocracia, no han cumplido como colectivo social ni una sola de sus obligaciones cívicas.
Desde el principio abandonó el campo político, lo dejó libre para quienes vinieran y se apropiaran del protagonismo, sin importarle las consecuencias. No quisieron dar la cara ni en la política ni en las Corporaciones sociales, como Cámaras de Comercio y Agraria, ni siquiera en las Reales Academias con presencias casi eternas de Hernández Díaz y Sebastián y Bandarán. Sólo en las Hermandades y Cofradías se aprecia alguna presencia de esta clase social, muy reducida, mezclada con gente que intentó aprovecharse de la situación para brillar socialmente.
En la Transición, tuvo en Manuel Clavero Arévalo un líder natural y lo rechazó por dos veces. Primero cuando fundó el Partido Social Liberal Andaluz, al que la burguesía tildó de rojo, y después cuando dimitido de la UCD fundó un partido regional al que le hicieron el vacío total provocando su ruina. Antes, cuando dimitió como ministro ante la traición de UCD a Andalucía, los políticos andaluces de su mismo partido lo dejaron solo.

La derecha pudo liderar el andalucismo y lo entregó a las izquierdas. Tildó a la bandera andaluza de trapo, siguiendo a Laureano López Rodó en Algeciras. Se inhibió del movimiento autonómico y posibilitó que el Partido Socialista Andaluz de Alejandro Rojas-Marcos de la Viesca, autoproclamado partido obrero, de clase y revolucionario de izquierda, se apropiara de la bandera y la convirtiera en enseña de partido. Entonces se frustró la posibilidad de que Andalucía contara con un partido político regional del tipo del PNV o Convergencia y Unión.

Pués si que que está contento el amigo Mañara.