viernes, 10 de noviembre de 2006

País de ciudades


Andalucía tiene ante sí una nueva gran oportunidad de avance, de progreso, de prosperidad, y la va a saber aprovechar. Hace casi tres década, el 4 de diciembre de 1977, las gentes de las ciudades y los pueblos de Andalucía se alzaron en un gran clamor. Los andaluces dijimos a todos que, como pueblo, no queríamos jugar un papel secundario, sino principal, en la España democrática que se estaba construyendo.

EL camino que condujo a nuestro primer estatuto de autonomía fue difícil, ya había quienes querían seguir empeñados en negar a Andalucía su derecho al autogobierno y relegarla a un papel secundario en el desarrollo del Estado de las Autonomías.

En ese proceso jugaron un papel protagonista y decisivo los Ayuntamientos andaluces. Andalucía, lo decía el sabio Don Antonio Domínguez Ortiz, es un país de ciudades, y una vez más esta realidad quedó patente cuando las ciudades, grandes, medianas y pequeñas,
tomaron la iniciativa para hacer posible que Andalucía alcanzara la autonomía plena en pie de igualdad con otras Comunidades que ya habían ratificado, en el pasado, sus Estatutos de Autonomía. Como el de Sevilla, centenares de Plenos Municipales se pronunciaron a favor de esta iniciativa, llevando al corazón y a las mentes de la inmensa mayoría de los hombres y las mujeres de Andalucía la voluntad de ejercer su derecho a la autonomía.
Y el tiempo, el implacable, el que siempre da y quita razones, nos dio la razón a la mayoría, y todos reconocen, todos han reconocido de hecho que ese era y es, sigue siendo el camino.