martes, 7 de noviembre de 2006

Administración electrónica


Hoy la ciudadanía es muy exigente con la calidad que le deben prestar los servicios públicos. Lo cual es un signo de avance de la sociedad y también de confianza en el papel de lo público. En este sentido, el desarrollo de la administración electrónica está inaugurando una nueva forma de relación de los ciudadanos con la administración, lo que puede traer consecuencias hace poco inesperadas no sólo en la mejora de los servicios prestados, sino también en lo que se refiere a la transparencia de las decisiones de los gobiernos, y la extensión y la profundización de la democracia.

Hoy no es comprensible prácticamente ningún aspecto de la vida sin las nuevas tecnologías, y por supuesto no es comprensible la administración pública. Y de ella, los ayuntamientos, quienes tenemos la relación más directa con los ciudadanos, somos muchas veces los encargados de imaginar soluciones aplicables, entre otras cosas porque estamos obligados a solucionar problemas concretos en muy poco tiempo. En ese sentido trabajamos en Sevilla intentando mejorar día a día las prestaciones que damos desde el soporte informático.

Sin embargo, les transmito una de las principales preocupaciones que tengo al respecto, y que seguro comparto con muchos de ustedes. El derecho al acceso a las nuevas tecnologías forma parte de los nuevos derechos ciudadanos, y debe ser objetivo prioritario de las actuaciones públicas. Porque podemos encontrarnos ante el riesgo cierto de crear una nueva desigualdad: entre quienes tienen medios y conocimientos suficientes para acceder a las nuevas tecnologías, y la de quienes su formación, edad o su nivel social se ven imposibilitados de ello.
Por eso una de nuestras prioridades actuales como Ayuntamiento es facilicitar este acceso a través de instalaciones públicas y de acciones formativas e informativas a los largo y ancho de toda la ciudad.
Y es que no podemos dar por supuesto que todos los ciudadanos navegan por internet. No todavía.