Espíritu empresarial: Sevilla se mueve
Sevilla se mueve, reforzando su condición de pieza clave del sur peninsular, y en paralelo reinventándose a sí misma para los nuevos tiempos. Nuestra tradición en agro-industria se configura ahora como un nuevo complejo de alimentación donde se adhieren nuevas actividades emergentes como las biotecnologías; tras Madrid y Barcelona, Sevilla ofrece hoy día la mayor oferta de empresas de ingeniería y servicios avanzados, verdaderos cluster del conocimiento; las actividades logísticas se verán muy potenciadas con la ampliación del puerto de Sevilla y las nuevas superficies en Majaravique, en el sector norte de la ciudad; el sector de tecnologías de la información y comunicación se expande día a día y se abren nuevas oportunidades en sectores como el de la moda y el diseño.
Grandes empresas ya consolidadas como Renault, Heineken o Abengoa desarrollan nuevos proyectos de inversión de gran envergadura y un alto componente innovador, renovando su apuesta por la ciudad. Y como no, una mención especial al proyecto más ilusionante de Sevilla en lo industrial, me refiero al proyecto aeronáutico, que hoy por hoy de la mano de EADS-CASA y con el concurso de nuestras empresas complementarias podrán conformar un auténtico distrito aeroespacial, en la línea de otros complejos urbano-industriales como Toulouse o Montreal.
Todo esto se está traduciendo en oportunidades de empleo y oportunidades para el desarrollo de ideas de negocio.
Además, el también puede contribuir a la cohesión social de los territorios menos desarrollados y a la entrada en el mercado laboral de las personas sin empleo o con mayores dificultades de inserción.
Por eso es preciso crear en la sociedad un clima más favorable al espíritu empresarial, basado en una política integrada, no solo con miras a cambiar la mentalidad sino también a aumentar las cualificaciones y a eliminar los obstáculos a la creación de empresas y a su transmisión y crecimiento.
Aunque varios factores influyen sobre el espíritu empresarial, se deben tener en cuenta los aspectos culturales. En general, somos reacios a aprovecharnos del trabajo por cuenta propia y de la actividad empresarial. Está demostrado que el apoyo cultural [como programas educativos o campañas de promoción] presenta una correlación positiva con el número de actividades empresariales en la Unión Europea.